Enredados entre los hilos de alguna
orilla tropezamos acaso
la ternura. Y fuimos
desovillando juntos
el paso en el otro
sostenido.
Un lienzo cortado
de aguas empujó cada
huellas hasta enhebrarla
por dentro. A la mirada
que nos iba inventando
el tiempo.
Ondulante un paisaje
de palabras hilvanamos
hasta ese refugio donde inclinar
el reflejo casi ajeno
a nosotros mismos.
Con hábito de arena
y sal desprendiéndose
la bruma cosió nuestra
profundidad. Mientras
la hebra más azulada
del alma bordaba
en secreto
las en - aguas rugosas
del mar.
-Silvia Palferro-
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