Conducidas por algas del añil
aguas en el rostro
han vuelto a mecer
el trazo desde la mano.
Azulándose con lo pintado
debajo la tela aguzando
del tiempo entreabre al mar
su escondite vegetal.
Pentimento donde el óleo
devuelve secretos en largo viaje
al verde reconociendo más allá
otro infinito dibujado.
-Silvia Palferro-
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